Missing, cuando Ashley Judd se echó a perder

Missing es la nueva serie de la ABC protagonizada por Ashley Judd, la otrora heroína de thrillers como “El coleccionista de amantes” o “Doble traición”. Se ha hecho esperar puesto que no se ha estrenado hasta este mes de marzo, pero en este caso no se puede decir que la espera haya merecido la pena.

Judd interpreta a Becca Winstone, una madre que es la figura mono parental de la pequeña familia formada por ella y su hijo Michael. Cuando éste decide irse a estudiar arquitectura a Roma, ella aunque reacia, acepta que su hijo se vaya a vivir tan lejos. Una vez en la capital italiana, Michael desaparecerá sin dejar rastro y su madre viajará a Europa para encontrarlo. Aunque hay que añadir que Becca no es una simple ama de casa, sino  una antigua agente de la CIA.

Con este punto de partida, aunque muy manido, podríamos esperar una especie de versión televisiva de esa película sumamente entretenida que es “Venganza”, en la que Liam Neeson repartía leñazos a diestro y siniestro. Pero no es así.

La serie comienza siguiendo el manual propio de este tipo de tramas: presentando la perfecta  relación de madre e hijo, para entrar, rápidamente, en el quid de la cuestión: el secuestro de Nick. A partir de aquí, la protagonista decide viajar a Europa y es cuando la serie comienza a descarrillar por todas partes.

Por un lado, tenemos alguna secuencia de acción en la que apenas da tiempo para apreciar qué está sucediendo. Todo es plano corto con cámara al hombro y un excesivo uso del zoom. Todo esto para evitar que nos demos cuenta de que las localizaciones, como la Fontana de Trevi, no pueden ser más falsas. Cutre es la única palabra que se me viene a la cabeza para describir la producción de esta serie.

Todo en ella son topicazos de órdago. El dibujo de los personajes, especialmente el de la protagonista, apenas existe y la interpretación de Ashley Judd no ayuda. No sólo porque ella nunca haya sido una gran actriz, aunque solvente, sino porque no puedes parar de mirar su cara hinchada por las operaciones.

Antes              y         después.

Ni siquiera la aparición de buenos actores como Sean Bean o Cliff Curtis suben el listón, puesto que están muy desaprovechados. A esto le sumamos que cae incluso en el ridículo varias veces. Como en la primera noche en Roma, en la que Becca tiene tiempo y ánimo para una secuencia romántica mientras su hijo sigue desaparecido.

Lo que podía haber sido una serie entretenida con dosis de acción, se convierte en una aburrida historia vista mil veces en la que no podemos apreciar absolutamente nada que merezca la pena su visionado.

No perdáis vuestro preciado tiempo en verla. Ya lo hice yo por vosotros.