Nuestro asesino en serie favorito tiene los días contados. Está en un callejón del que le va a resultar difícil salir. Tras siete años caminando sobre la cuerda floja, Dexter se acerca a su final. Un final lleno de dilemas y situaciones límites que dará carpetazo a uno de los asesinos más famosos del universo catódico. El principio del fin comienza este domingo, cuando se estrene la octava y última temporada.
Durante estos años, la serie ha sufrido varios altibajos. Tras una primera temporada que servía de introducción al personaje, la serie dio el salto de calidad en su segunda temporada. Fue por aquella época (2007) cuando Dexter empezó a convertirse en el rotundo éxito que ha sido para su cadena, Showtime. Una serie que puso su granito de arena a la hora de normalizar los personajes protagonistas de dudosa moralidad y que emparenta a Dexter con otros antihéroes que se ganaron el corazón del espectador, como Tony Soprano, House o el cada vez más oscuro Walter White (Breaking Bad).Aunque las últimas temporadas han perdido mucha de la fuerza que la serie tenía en sus inicios, Dexter nos ha dado grandes momentos. Aún siguen en la memoria la estupendas segunda y cuarta temporada, aquella con el despiadado Trinity (insuperable John Lithgow). Un psicópata difícil de olvidar por la cantidad de víctimas que se cobró, especialmente una que afectaba personalmente a Dexter. En esa temporada se superó el listón y desde entonces no se ha vuelto a alcanzar.
No obstante, aún queda una última tanda de episodios en la que se puede enmendar la sensación agridulce de los tres últimos años. La última temporada vista hasta la fecha proporcionó buen entretenimiento, pero la sensación de agotamiento empezaba a ser clara. Si bien, los guionistas supieron dejar a un lado la vertiente asesina de Dexter para centrarse en lo que ha sido el eje principal sobre el que se sostiene ahora la serie: la relación de Dexter y Debra. Y es que el final del “oscuro pasajero” estará estrechamente relacionado con su hermana.
Mención aparte merecen los personajes secundarios, que siempre han sido completamente prescindibles. Su protagonista, un personaje tan atractivo y potente (ayudado por la estupenda interpretación de Michael C. Hall), ha compensado la falta de gancho del resto de personajes – LaGuerta, Quinn o Batista-. Quien se libra de la quema, es el personaje de Debra, que ha cobrado una vital importancia en el destino de Dexter.
Ahora Debra y Dexter se encuentran en una situación en la que no pueden dar marcha atrás. Y menos aún tras el final de la séptima temporada. Según se aprecia en los avances, Debra va a verse envuelta en una espiral de autodestrucción tras el asesinato de Maria LaGuerta, y guardará mucho rencor y odio hacia su hermano. Dexter, por lo tanto, no solo tendrá que lidiar con sus ansias de matar, sino que tendrá que controlar a su hermana, al borde del ataque de nervios.
Para ello, tendrá doce episodios finales que darán cierre a una de las series más seguidas de los últimos años. Una serie que siempre ha sabido cómo hacer que el espectador sienta empatía hacia su protagonista a pesar de lo despreciable de sus actos. Pero Dexter no merece perdón o redención. Lo queremos, pero en el fondo sabemos que solo merece un final, y debe ser el mismo que el de todas sus víctimas: tumbado en una mesa y cubierto de plástico, mientras alguien le apuñala en el pecho. Sería un final sangriento y digno. Y el círculo quedaría perfectamente cerrado.
Contenido publicado originalmente en http://www.splusmagazine.com/tv/
Temporada de series 